Si te gustan las rutas largas con emoción, paisaje, cultura, y algún que otro punto de sufrimiento, no te lo pienses más y parte rumbo a Galicia para recorrer a pie los 200 km de la Costa da Morte. Verás paisajes increíbles y comerás como un rey mientras bordeas la costa más agreste de la provincia de A Coruña.
El Camiño dos Faros consta de 8 etapas de longitud y dificultad variable, empezando en Malpica y acabando en el Cabo Fisterra. Atraviesa bosques, acantilados de vértigo, zonas de arbustos y largas playas de arena blanca que bien merecen una parada reparadora. Pero atención senderistas, esta ruta no es un paseo y conlleva su dificultad, que radica, sobre todo, en lo largas que son las etapas, lo agreste del entorno, el poco mantenimiento de algunos de los tramos del camino y los numerosos desniveles que hay que salvar. Pero sí, ni lo dudéis, merece la pena embarcarse en esta aventura, y mucho.
Para realizar la ruta entera en condiciones, hay que estar en buena forma física y llevar equipamiento adecuado. Aunque sólo se trate de caminar, las grandes distancias, los desniveles y el peso de la mochila van haciendo mella en las piernas día tras día. Evidentemente, hay otras maneras de hacer el Camiño dos Faros, pero no nos engañemos, si te llevan la mochila de etapa a etapa y te organizan las comidas, ¿no resulta todo un poco menos auténtico?
Por las largas distancias de las etapas, es imprescindible organizarse bien y empezar a caminar temprano, teniendo ya claro si durante el recorrido vamos a poder comer en algún restaurante o bar o, por el contrario, necesitamos llevar algo de comida para el día. Hay bastantes alojamientos al inicio o final de las etapas, y en los alrededores, y el servicio de taxi también funciona muy bien, pero en algunas épocas del año recomendamos encarecidamente reservar con antelación.
Las etapas más duras, bajo nuestro punto de vista, fueron la número 6, de Camariñas a Muxía, por la gran distancia a recorrer (32,6 km), largos tramos de asfalto, y el cansancio acumulado de los días anteriores, pero también la número 7, de Muxía a Nemiña, por los grandes desniveles que hubo que salvar y por lo intransitable del camino en algunos tramos, que si no llevas pantalón largo, te destrozan las piernas. Eso sí, pasar por el Faro Tourinán y saber que estás en el punto más occidental de la España peninsular… no tiene precio.
Las piernas, además de arañadas por los famosos “toxos” (ulex europeaus), acabarán cansadas, muy cansadas. Nosotros, después de finalizar las etapas y darnos la merecida ducha, hacíamos buen uso del gel recuperador de árnica y harpagofito OXD, y es realmente maravilloso. Esa sensación que te va invadiendo las piernas y te las relaja de tal forma, que empiezas a dejar atrás el esfuerzo sobrehumano y sólo te acuerdas de esa brisilla en la cara, de ese paisaje de infarto, y de lo buena que estaba la empanada de atún que habíamos compartido en la segunda parada del día.
De todas formas, piernas cansadas o no, en el momento en que se avista el Faro de Fisterra, que aunque no sea el punto más occidental de la España peninsular, bien merece nuestros suspiros por su belleza y por el sentimiento de haber cumplido el objetivo nada fácil de recorrer completo el Camiño dos Faros, todos los dolores, ampollas y rasguños se olvidan rápidamente.
Así que ya sabes, si quieres unas vacaciones diferentes, urbanas pero a la vez en plena naturaleza, tranquilas pero a la vez muy activas, no puedes dejar de hacer esta ruta. Si además, tienes la suerte de caminarla con unos compañeros increíbles con los que disfrutar de todas esas pequeñas cosas que el camino te va dando, el Camiño dos Faros es para ti.