Los aceites juegan un papel fundamental en la práctica de los masajes, y no solo porque facilitan los movimientos, sino también porque mejoran significativamente la experiencia y el bienestar del paciente.
La exposición prolongada a los rayos UV, el cloro de las piscinas y el agua salada del mar pueden causar daños significativos, dejando la piel seca, deshidratada y con una textura desigual.